Indignación por el trasplante que no pudo ser
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Durante el G20, Eduardo Salice de 42 años perdió un trasplante de un riñón que venía esperando hace años. De la ciudad de General Alvear, tenía que viajar hasta Mendoza y aunque él llegó a tiempo el órgano no, por culpa de las restricciones de tránsito. Por esa razón, desde «El Periodístico» nos comunicamos con Natalia Tobio, esposa de Eduardo.
Con mucha tristeza y conmocionada por este hecho, detalló el diagnóstico de su marido. «Eduardo comienza con problemas renales a los 22 años, en 2005 es trasplantado y le dura hasta 2012. Comenzó con diálisis y hace dos años ingresó a la lista de espera. El viernes 30 nos comunican que entra en operativo para el trasplante. Teníamos que viajar a Mendoza, estamos a 320 km», cuenta para luego agregar «nos avisan que había problemas con el transporte y que había un tiempo de isquemia fría que es el tiempo que el riñón está afuera del donante. Me comunico con CUCAIBA y me dicen que si los médicos aceptaban el trasplante, luego de las horas de isquemia, no había problema».
A continuación, explica «los médicos de Mendoza me dicen que aceptan el órgano siempre que estuviera a la ocho de la mañana. Aceptaban la isquemia de frío porque había una alta compatibilidad. Cuando llegamos a Mendoza, cerca de las 11 de la mañana nos confirman que el avión no había salido de La Plata y que el riñón no había llegado y no se podía hacer el trasplante porque el órgano estaría muy deteriorado después de tantas horas». «No entendemos qué pasó, por qué no llegó. El único que se contacto con nosotros fue un concejal de nuestra ciudad. Supuestamente no fue por el G20; ojala se encuentre a quien cometió el error para sancionarlo. Como va todo creo que seremos nosotros los culpables, por quejarnos», argumentó Natalia.
«Ese órgano se perdió, no fue para nosotros ni para nadie. Si alguien quiere explicarme qué pasó que lo haga. Porque se dijeron muchas cosas. Dijeron que el paciente dio el consentimiento de que no quería ser trasplantado. Y eso es mentira. Llegamos al hospital y nos dijeron que no iba a poder hacerse el trasplante porque ya no servía el riñón», remarcó.
Finalmente, dio su mirada sobre la ley Justina. «Los papás de Justina tuvieron que perder a su hija para que esto fuera viable, bueno. Para que se modifique la ley y todos sean donantes. No queremos que pase más esto», concluyó.