Historias de vidas – “Nunca más vuelvo a la fabrica, encontré una nueva vida”
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Verónica, ex trabajadora de GGM y responsable de la Feria Americana de la calle Sarmiento, dialogó con el móvil en exclusiva donde nos contó su experiencia, como salvavidas para continuar trabajando diariamente “comencé vendiendo mis zapallos, después vendiendo mis flores y así surgió cuando alguien me propuso venderle la ropa, hace un año que estoy en esto. Soy ex empleada de GGM y la realidad es que estamos afuera y no hemos cobrado lo que nos deben”, a modo de poder potenciar otro negocio y dijo “Hoy yo me arreglo con esto”.
Sobre el funcionamiento señaló “Los vecinos llevan sus cosas y los tomo a consignación, porque dinero no tengo y la plata que junto es para pagar las cuentas. Con los vecinos vamos mitad y mitad, pienso que yo no existo si no está la otra gente que trae sus cosas; la gente en el boca a boca va trayendo su cosas y se ha hecho una cadena, esto es una sorpresa de cada día; gracias a dios estoy con esto; cuando vendo pago y si no sale bajamos el precios, tenemos precios muy bajos. En este momento como se junta mucho y lo tengo que guardar todo en el rincón de la cocina y trabajo en el pasillo, ropa tengo de 5 pesos, 10 pesos y 30 y 50 con camisas impecables”.
Por otra parte Verónica, siendo consciente de las marcas que han dejado en su vida, el cierre de la fábrica de Cattorini, los talleres textiles –que no aportaron su jubilación; Gatic y ahora Pony consideró “yo toda mi vida he sido y soy una laburante y de niña también he pasado cosas terribles, y no es que todo salió bien en la vida, conozco a la gente, y en esto hay que ser honesto a la hora de vender”, entendiendo que las ferias son posibles si se comercializa todo lo usado, a modo de reciclado y dando respuestas a la necesidad de muchas familias “aquí –dijo -no hay ropa nueva, no debemos ser desleales a la hora de comercializar, y respetar a los otros, porque los comercios que comercializan también pagan sus costos, en su locales, por eso digo tenemos que ser honestos y vender cosas usadas tal cual lo proponemos”.
Finalmente reflexionó, “no vuelvo nunca más a un taller textil, y me parece que como muchos otros compañeros, que ya no están en las fabricas, la vida les dio nuevas experiencias laborales, donde ni se imaginaron que podrían andar mejor que en la fábrica. Por eso hoy le digo a Gotelli págame lo que me debes, pero gracias por haberme echado porque me dio la posibilidad de conocer este mundo nuevo rico en experiencias con la gente de la ciudad, aquí tomamos mate y charlamos con todos, y lo que no se vende lo donamos, todo circula y le digo a la gente no dejen ropa detenida en sus roperos, la energía circula”.