Con 17 años diseña un motor eléctrico que no usa tierras raras, unos de los grandes retos de la industria
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Con tan sólo 17 años de vida a sus espaldas, Robert Sansone es un adolescente estadounidense que reside en el estado de Florida y que ya acumula en su currículum inventos varios, pero el último de todos es el que ha catapultado su nombre a un nuevo nivel, ya que es un motor eléctrico que soluciona, potencialmente, uno de los grandes retos que hoy día tiene la industria del automóvil ante sí; prescindir del uso de tierras raras en propulsores de coches eléctricos. Y es que, si de algo adolece la tecnología eléctrica, es que tanto para la composición de las celdas de una batería como en la fabricación de un motor eléctrico, hacen falta metales cuya extracción es costosa tanto a nivel económico como medioambiental, y prescindir de esos materiales para que cualquier tipo de vehículo eléctrico sea más sostenible a la vez que mantienen un nivel de prestaciones y eficiencia energética alto, no es fácil, y aunque existen ideas que prescinden de este tipo de materiales, por los motivos que sea ninguno ha llegado a cuajar comercialmente. En lo relativo a propulsores, normalmente los motores de imanes permanentes aprovechan la atracción entre un campo electromagnético giratorio y los imanes fijados a un rotor para accionar un mecanismo, logrando potencia y par instantáneos. Por otro lado, es cierto que un motor de reluctancia síncrono usa metales más comunes y menos costosos tanto de tratar como de encontrar. Por lo general este tipo de motores recurre a un rotor de acero con varias ranuras en el disco del mismo para que cuando este gire, gracias a estas aperturas, se aproveche el aire que genera la diferencia del magnetismo, aprovechando el par y la potencia del mismo.
Fuente: Híbridos y Eléctricos
