La joven que creó un producto que no había en Argentina y ahora lo exporta a más de 20 países
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Guillermina Esmoris tocaba el contrabajo en el Conservatorio de Música de Bahía Blanca. Allí, su maestro le recomendó una resina importada para que su instrumento sonara mejor. En ese momento se le ocurrió la idea que cambiaría para siempre su vida: producir en Argentina ese mismo elemento nacido del interior de los pinos. “La idea comenzó en la primera clase con mi maestro de contrabajo que me explicó que antes de tocar siempre hay que pasar un poco de resina al arco, por lo que me alcanzó una cajita de resina de pino donde me explicó que era importada de Suecia”, recordó la chica en diálogo con Infobae. “Sin resina el instrumento no suena -resalta Guillermina, develando un secreto poco conocido por el público en general-. Desde ese momento me obsesioné con conseguir un producto nacional que se pueda exportar al mundo”. Esmoris dijo que “la resina sirve para el violín, viola, contrabajo y violonchelo, para que pueda haber sonido porque sino las cuerdas patinan y generan fricciones”. “Vuelvo a mi casa, me pongo a investigar, quería ver si había una resina Argentina para comprarla y no había porque eran todas importadas y de alto costo”, agregó, Guillermina sobre el origen de la idea.
Fuente: Infobae