Libros por La Paz: bibliotecas populares de la Argentina y Colombia compartieron sus experiencias
5 minutos de lecturaEl valor del libro y la lectura en procesos de construcción social e identitaria, así como su poder facilitador en la reconstrucción de la paz en Colombia, fue tema de reflexión hoy en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), de la mano de bibliotecarios populares argentinos y colombianos.
«Bibliotecas por la paz» da título al enriquecedor intercambio iniciado hace dos años por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) y bibliotecas comunitarias colombianas.
Sobre los alcances de esa experiencia dialogaron Luciana Rabinovich, de Conabip, y María del Pilar Ruiz Bravo, de la Agencia para la Reintegración y Normalización (AGN), encargada de la reinserción social y económica de personas desmovilizadas en el marco del Proceso de Paz de Colombia.
Bibliotecarios de ambos países participaron de un intercambio que llevó a los argentinos a zonas desmovilizadas de la guerrilla y las armas en Popayán, El Paraíso y Puerto Asís, y a los colombianos al interior bonaerense, donde intercambiaron experiencias de gestión comunitaria.
«Fue una experiencia transformadora -dijo a Télam Rabinovich-, porque no viajamos para transmitir una verdad o un modelo, nos propusimos valorar los saberes de esos líderes comunitarios que nos enseñaron mucho en cuanto a la organización territorial, nuestro aporte fue a nivel institucional».
«Repensar entre las dos partes en qué sentido tiene hoy crear una biblioteca comunitaria, sobre todo en un contexto de post conflicto, qué alcance puede tener y cómo se hace, fue una experiencia vivificante», aseveró.
Ocurre que «hay bibliotecas creadas hace años pero en otras vivimos momentos fundacionales, como cuando se selló el primer libro inventariado de la Biblioteca de Popayán, la Constitución de Colombia».
«Vivir, como pares y a la par, la forma en que la comunidad se fue apropiando del proceso, reactualizó nuestra práctica cotidiana, nos mostró que tiene sentido sentido seguir creando bibliotecas, su poder enorme de transformación», remarcó Rabinovich.
Acompañando la creación de esas bibliotecas en la que cada comunidad encontró una voz propia -una se bautizó «Tejiendo sueños», otra «Constructores de paz», otra eligió en su nombre conservar su lengua nativa- Conabip le entregó a cada una 300 ejemplares de autores argentinos, de literatura infantil y juvenil, de ciencia, de historia y temas sociales.
«La recepción de ese material mostró un fuerte interés por los libros, vimos que a esas comunidades les gusta leer -subrayó Rabinovich. Nos sorprendió su fuerza, su amor por la vida, su interés por tener y mantener estos espacios, la capacidad de organización que demostraron y la conciencia sobre sus derechos».
Por eso, agregó, «creemos que tienen mucha fuerza para llevar adelante este proyecto, una biblioteca puede mejorar su vida hoy, en ese marco, esperamos poder aportar en una próxima misión, que se realizará en mayo, nuevas herramientas, sobre todo respecto a gestión institucional y promoción de derechos».
Por su parte, María Pilar Ruiz rescató de esa experiencia la «posibilidad que tuvimos los colombianos de asimilar la buena práctica argentina adecuándola a nuestras necesidades sociales y comunitarias», así como «la oportunidad de construcción del tejido social de comunidades afectadas por la violencia».
Porque, a su entender, «compartir estos espacios se convierte en una posibilidad de reconciliación, allí se encuentran excombatientes, sus familias, las víctimas y sobre todos los niños y los jóvenes que son los que nos permitirán salir del entramado de violencia que nos dejan más de 50 años de conflicto».
Uno de los mayores desafíos que enfrenta el Estado colombiano es la reconciliación puertas adentro de esas comunidades, entre los habitantes de un mismo pueblo que día a día se cruzan en las plazas, en los comercios, en los paseos de la tarde y conservan en la memoria la desconfianza entre unos y otros, la experiencia traumática de la guerra que los enfrentó.
«Una manera de superarlo es identificar espacios de convivencia donde las necesidades los aúnan porque son las mismas. Tener la posibilidad de encontrar puntos de convergencia, de trabajar proyectos con beneficios comunes es muy valioso para avanzar en dirección a la reconciliación, si bien harán falta generaciones enteras para completar el proceso», concluyó Ruiz.
El Programa «Prevención de reclutamiento de niños, niñas, jóvenes y adolescentes de Popayán, Algeciras y Puerto Asís» es uno de los 13 proyectos que promueve la Cancillería argentina en el marco de un programa mayor de cooperación internacional.
Resumido en «Bibliotecas por la paz», este programa tiene como eje «el poder del libro y la lectura como facilitador de los procesos de conducción de paz», explicó -ante el auditorio repleto del Pabellón Argentino- Raúl Ailán, consejero de la Embajada Argentina en Colombia.
El diplomático subrayó que «si bien el conflicto armado no es un desafío que la Argentina haya tenido que superar, la Conabip tiene una llegada muy fuerte a comunidades vulnerables», y comparte con Colombia «la necesidad de fortalecer los entramados de sociedades inclusivas y en paz».
Se trata de «uno de los proyectos más interesantes para el gobierno argentino, porque llega más claramente a los que lo necesitan», destacó Ailán, en tanto adelantó «la posibilidad de que a mediados de año se incorpore Suiza, aportando fondos y apoyo para extender el proyecto a otras bibliotecas del interior colombiano».
La Conabip es un organismo descentralizado y autártico que depende del Ministerio de Cultura de la Nación, fundado hace 150 años con el objetivo de fomentar la creación de bibliotecas populares como organizaciones de la sociedad civil.
Ya son casi 1.600 las bibliotecas populares que hay en la Argentina, ubicadas en los sitios más recónditos y heterogénos, que cuentan con una red de 30 mil voluntarios y deciden generar un espacio de lectura en su comunidad pero también de pertenencia cultural.