Cattorini: Las abejitas celestes
3 minutos de lecturaLa mujer ocupo un rol central en la creación y desarrollo de la que fue la industria textil más importante de nuestra ciudad. Los guardapolvos celestes teñían con su color la avenida Venancio Paz y Carlos Gardel en las horas de ingreso y egreso a la fábrica de pantalones y camisas de excelente calidad. En un relato imperdible, el portal digital Eleva Buenos Ayres destaca una parte de esta historia.
Por Flavio Iacomini
“Es una crónica que emerge del relato del profesor Ezequiel Milicich y de los valiosos aportes de Susana Rodríguez y María del Carmen Lucha” es lo que reza en el comienzo de la publicación del portal digital Eleva Buenos Ayres, una creación del florense Leonardo Cuesta.
Radicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, empleado del ISER y miembro de la Agrupación Política Leopoldo Marechal, “Leo” Cuesta, en su narración, significa con marcada relevancia el valor que tuvo para nuestra ciudad, el nacimiento y muerte de la Fábrica Cattorini, empresa local que en los albores del 70 llegó a transformarse en una de las industrias textiles más importantes del país.
Esta compañía de pantalones y camisas de excelente calidad, creada por el florense Osvaldo Cattorini, que llegó a emplear a seiscientas personas, fue la piedra basal para el posterior desarrollo de la industria textil en la ciudad, algo que aún perdura y que seguramente lo hará por siempre. Los talleres textiles y cooperativas que funcionan en la actualidad, en mayor y en menor medida, han sido “hebras” o tal vez “partículas de genes” de aquel imponente edificio de la Avenida Manuel Venancio Paz y Carlos Gardel. Lo que no ha sido directo, mantiene el aura de aquel ideólogo que falleció en un accidente de tránsito un 13 de febrero de 1975.
Tras la muerte de Cattorini, la fabrica funcionó hasta el 31 de Diciembre de 1999 “Justo el último día del siglo XX. Como un capricho del destino” es lo que figura en el relato en www.elevabuenosayres.org
“La empresa abrigaba cada vez más a trabajadores y fundamentalmente jóvenes trabajadoras florenses, aquella postal con el masivo ingreso y egreso, a pie, en moto, o en bicicleta de personas a la fábrica, les otorgó con el tiempo el mote de “Las abejitas celestes”, en alusión al guardapolvo de ese color que usaban las trabajadoras de Cattorini, queda reflejado en una de las partes del relato que figura en el portal que Leonardo Cuesta supo crear tiempo atrás para una tesis de la carrera de ingeniería.
“Esta masa de trabajadoras que gozaba de sus derechos laborales básicos, producía en una empresa local que ofrecía diversos servicios sociales, como la “escuelita” para aprender un oficio a quienes se iniciaban, una guardería para contener a los hijos de sus obreras, el trasporte en la estanciera que buscaba cada día muy temprano a la mañana, a quienes estaban en lugares lejanos, una biblioteca, atención medica en la compañía , apoyo escolar que permitió finalizar el estudio de sus trabajadores, se fomentaban los viajes de vacaciones y las actividades deportivas de los empleados. A fines de cada año durante mucho tiempo, se realizaba un almuerzo con todos los que formaban parte de la empresa en el club Juventud Deportiva para celebrar un año más de trayectoria y pensar en los proyectos del año venidero” se destaca en esta crónica donde también se subraya que aquel momento fue el tiempo del mayor acceso al trabajo de las mujeres en nuestra ciudad.
“Los lazos sociales que se generaron a partir de la empresa se fortalecían en su día a día y se hizo costumbre esa imagen en movimiento teñida de celeste en la ciudad por las mañanas o la tarde regresando a sus hogares, de las abejitas celestes que se movilizaban como enjambres que entraban o salían de la colmenas” es lo que ofrece la continuidad del relato.
Las Abejitas Celestes, en el portal donde interactúa el florense Leonardo Cuesta. Un momento y una crónica Imperdible para rescatar también gran parte de nuestra identidad.