Familias Solidarias: una experiencia que cambia vidas
2 minutos de lecturaVivir en familia es un derecho y así lo reconocen distintos tratados internacionales y leyes a nivel nacional. La convivencia familiar tiene la función de garantizar a cada uno de sus integrantes el cuidado y la protección adecuada para sentirse seguros y resguardados. En este sentido es particularmente importante para los niños, quienes por su situación de vulnerabilidad, requieren un ambiente de seguridad y afecto para desarrollarse plenamente.
En Argentina, esto no es una posibilidad para todos. Hay miles de niños y niñas que por ser víctimas de violencia, malos tratos, abuso sexual o negligencia son separados de sus familias. Pero, ¿qué pasa cuando la familia propia no puede ofrecer protección en la vida familiar?
Cuando esto sucede, el Estado se ve obligado a intervenir en la privacidad familiar para tomar medidas de protección que resguarden a los más vulnerables. En el caso de los niños, la primera opción será buscar en su propio entorno posibilidades concretas de protección, ya que se trata de priorizar la convivencia familiar.
La Aldeas Infantiles SOS se dedica al resguardo y protección de niños y niñas que perdieron el cuidado familiar o están en riesgo de perderlo ofreciendo entornos seguros que potencien su desarrollo integral desde la afectividad y el buen trato. En este marco, Familias Solidarias es una nueva iniciativa que tiene como objetivo garantizar a niños y niñas el derecho a la convivencia en un grupo familiar que los proteja y promueva su desarrollo integral. Esta iniciativa, en una primera etapa, se llevará a cabo en Mar del Plata y Luján.
La transitoriedad del acogimiento es una de las características centrales de esta modalidad de cuidado. Mientras dure el acogimiento en una Familia Solidaria, las autoridades de niñez tienen la obligación de continuar trabajando con la familia de origen del niño para revertir los motivos que dieron lugar a la medida de separación familiar o bien para decretar el estado de adoptabilidad e iniciar el camino correspondiente en el marco de lo que la Ley indica.
Podrán postularse como Familia Solidaria personas mayores de edad, con capacidad de ofrecer a un niño/a en un momento difícil de su vida un espacio de cuidado y protección, desde la afectividad. Una vez inscriptos al programa, tras pasar el proceso de selección comienza la formación previa y el acompañamiento durante el tiempo que el niño esté bajo su cuidado.
En función del resguardo de los adultos y de los niños involucrados, es requisito excluyente que quienes deseen ser Familia Solidaria no estén inscriptos en el registro de aspirantes a adopción, ya que se trata de procesos diferentes y excluyentes entre sí.